Un simple parpadeo
Un instante,
diminuto y grandioso;
tan efímero como un simple parpadeo
y a la vez tan largo como son diez siglos de espera.
En la piel de los amantes
hay un cuerpo que piensa y un alma tangible,
palpable a nuestros dedos,
abierta a cada uno de los sentidos.
Los amantes y ese bendito sufrimiento,
y ese gozo y esa eucaristía constante;
los cuerpos se hacen voz
y el alma cruza el umbral de la carne.
©Toni Aznar
Derechos Reservados
Octubre del 2015
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