Devorados
Arde la tierra;
el verde, lo seco y la roca.
Lenguas de fuego punzantes
como la cuchilla de una navaja,
humo siniestro, oxígeno extinto.
Arde la tierra;
sin agua, sin refugio,
siempre en abandono y sin consuelo.
A la llama inagotable,
a la lágrima derramada,
al perdón venidero.
Arde la tierra;
y la ceniza cubre tu cuerpo
con un manto gris;
y el mío,
y el de todos.
©Toni Aznar
Derechos Reservados
16 de Agosto de 2.016
No hay comentarios:
Publicar un comentario