
Somos sed
Me acomodé en la selva
verde de tu territorio,
entre sábanas impolutas
de algodón.
Y ahora
qué haremos tú y yo.
Dos cuerpos solapados.
Unidos sin saber
dónde empieza
uno y termina el otro.
El huracán de la pasión
arrasó las voluntades,
barrió las fronteras
tangibles del universo
corporal.
Los jadeos y gemidos
iluminaron el camino
del lenguaje de la piel.
Dermis torturada de hambruna.
Somos sed.
Somos luciérnaga
fluorescente.
Luz desmedida
que quema y arde.
Árbol nuestros cuerpos,
pira de carne,
raíz ahogada.
Ahora yacemos bañados
en flujos y transpiración.
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Enero 2.013