Que corta se hace la noche
Clarea,
cantó el gallo.
Y tú sigues dormida;
se hace hoguera mi pensamiento
embadurnando el silencio que nos cobija.
Clarea,
la tenue luz que se cuela por las ventanas,
me recuerda que es hora de regresar.
Ojalá no clareara nunca.
Vivir por siempre
en este microclima de pezones relamidos,
de dedos diestros y lenguas experimentadas.
Morir por siempre
en este candor de tu entrepierna.
Oír, anidar los grillos sobre tu vientre.
Que corta se hace la noche.
Y tú sigues dormida.
©Toni Aznar
Derechos Reservados
Agosto del 2015
Que poema más bonito, un gusto leerte estimado amigo.
ResponderEliminar