Al lobo blanco
Cada camino que recorre
lo inicia en soledad,
todos los pasos se anuncian
en sus dedos marchitos.
Noche tras noche,
sueño tras sueño,
evoca al lobo blanco
de las montañas del norte.
Cuando la fiera llega
ella lo abraza y acaricia
hasta que terminan devorándose
Cada camino que recorre
termina en las fauces de la bestia,
garras por dedos
arañazos y mordiscos.
Un deseo mortal,
una gota de sangre y ese inmisericorde aguijón,
la tristeza de la soledad.
©Toni Aznar
Derechos Reservados
06 de Marzo de 2.016
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