Barbitúricos y un espejo inquisidor
Esa tristeza tatuada en los ojos,
la cicatriz
de todos los miedos.
Asomada al ventanal
-escucha los rumores de su propia despedida-
Barbitúricos y un espejo inquisidor;
los ojos implacables del tiempo.
Cómo eludir la decadencia
y el yugo inmisericorde de la arruga.
Solitaria y tan indefensa
como aquellos poetas menores
que mitigaban su dolor en las largas
noches del desconcierto.
Barbitúricos y un espejo inquisidor;
-ella sabe que ese rumor es el acto final-
Adiós Norma;
la muerte no se atrevió
a despojarte de esa belleza
tan frágil y triste que lindan con las sombras.
©Toni Aznar
Derechos Reservados
04 de Abril de 2.016
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