Ya lejos los dos...
En el camastro aquel, donde vivimos juntos
tantísimas noches,
ahora lo miro y me siento
a trasnochar.
Te fuiste sin avisar,
sin darme opción alguna
a malbaratar tu dolosa intención,
lo sigo mirando y nada parece cambiar.
Todo es estático, todo está sumido en esa indolencia
del no saber, del no poder, hasta del no querer.
El recuerdo que es un tren de ida y a veces sin vuelta,
me acuchilla y desangra;
es una pequeña navaja con una punta muy afilada.
Veo tu entrar y salir por todas las estancias,
tus idas y venidas, tus piernas ágiles en zapatillas,
y ese cuerpo endiablado a la luz de la luna.
Por un instante, un solo segundo;
ya lejos los dos...
volví a sentir el calor de aquel camastro,
donde tantas noches
llegamos hasta el amanecer.
©Toni Aznar
Derechos Reservados
22 de Abril de 2.016
Fotografía fragmento : Almircar Moretti
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