Y sus ojos grises
Son los ojos abiertos de mi padre
que fulgen en las noches;
unos ojos grises ,
unos ojos inmensos, un faro
de luz infinita que ilumina
mis pasos y me cobija.
Es noche cerrada, no hay luna;
en la duermevela pienso en mi padre
y en sus ojos grises…
y en su voz fuerte y ruda.
Una ramita seca se quiebra y cae;
el negro se hace gris, y el gris
recupera su color original;
la noche devuelve los colores robados.
Asoma la mañana
y sus ojos grises se disipan,
vuelvo al día y a la esclavitud perpetua de la luz.
©Toni Aznar
Derechos Reservados
Septiembre del 2015
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