La
chica del metro
Estabas sentada en el andén,
esperando el tren que siempre llega
tarde.
Tu pensamiento ausente,
en otro sitio, en otro lugar.
Gente a tu derecha e izquierda,
pisadas de mil colores,
colonias, sudores, y arrumacos.
Surge la luz del interior del túnel,
no lo ves, pero el estruendo
te hace regresar, miras
y buscas esa mirada
que hace un momento se clavó
en tu corazón.
Son las ocho y diez minutos.
Subes al vagón, te colocas
en el asiento libre que hay junto a la
puerta.
Extraes la novela de todos los días,
y comienzas a leer.
La lectura no consigue hacerte regresar,
continúas atorada en esos ojos verdes.
Son las ocho y cuarto.
Han pasado tres estaciones,
y ha caído un capítulo más,
la emoción deja paso a la decepción.
Quizás en el regreso,
talvez antes de terminar el capítulo siguiente.
Quizás jamás.
Pero la chica del metro, siempre
buscará esos ojos verdes.
Son las ocho y media.
Toni Aznar
Derechos Reservados
Enero 2.012
www.taznar.blogspot.com
Precioso!!
ResponderEliminarMuy interesante relato me gusto mucho y en fin es una historia que a muchos nos ha pasado el buscar entre las multitudes las mirada del ser amado .............. excelente como siempre felicitaciones Poeta !!!
ResponderEliminarAdmiración profunda,respeto a tus letras que manera tan peculiar de hacer una mezcla lirica cotidiana, danza de emociones me produce al leerte,mil felicitaciones por tus talentos, besos.
ResponderEliminarHay ojos que se clavan profundamente en la mente, cuando son hermosos y transparentes como el mar.
ResponderEliminarAbrazos alados, Toni.