Rayo rabioso
Acostados en la orilla
nos contemplamos, que pequeño
es tu rostro al lado del mío.
Tan quieta está el agua
que hasta nos vemos el color de los ojos.
Ella mueve la mano,
extiende sus dedos
y los moja en la superficie.
Agita sus extremidades
y repentinamente nuestros rostros
se distorsionan,
tiemblan las aguas,
y nos diluimos en cículos equidistantes.
Dos amantes, dos cuerpos
frente a frente.
Aguas que nacen
y mueren en su propio reflejo;
como rayo rabioso
en el espejo de su piel.
@Toni Aznar
Derechos Reservados
Junio 2.013
www.taznar.blogspot.com.es
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